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En la escuela de Añézcar en 1924

Ildefonso Irisarri Eseverri

El primero de Abril de 1918 vio la luz el que hoy es la persona de mayor edad del pueblo de Añézcar, Ildefonso Irisarri. Fue el primero de cinco hermanos y, por su condición de primogénito, tuvo que trabajar desde muy niño en la hacienda familiar. Ésta consistía en unas 180 robadas de tierra repartidas por los términos de Añézcar y Laragueta y abundante ganado que criaban en la planta baja de la que todavía hoy es su casa.

En aquella época, el trabajo que se desempeñaba en una casa de campo como la de los Irisarri era muy distinto al del que hoy conocemos. Como es lógico, no disponían de tractores (el primero lo adquirirían hacia el año 1960) y todos los trabajos se desarrollaban con la ayuda de bueyes y caballerías. Ildefonso recuerda como traían la mies hasta la era, que estaba situada donde hoy se encuentra la fábrica de embutidos, y tras la trilla recogían el grano en sacos y la paja se almacenaba en forma de pajeras (Teodoro Vallejo era el encargado de su construcción). “300 Kg. por robada era entonces un cosechón”, dice Ildefonso. “hoy lo habitual es recoger más de 500 Kg”.

Como en casi todas las casas de la época, la planta baja estaba destinada al ganado. Tenían terneros, cerdos y gallinas, además de los indispensables bueyes para las tareas del campo. Aunque disponían de un gallinero en frente de casa, el espacio para los animales seguía siendo escaso, así que hacia 1970 Ildefonso construyó la primera explotación ganadera de envergadura de la zona, en los terrenos que hoy en día ocupan las primeras casas de la urbanización. Llegaron a poseer 10.000 gallinas, 100 terneros, 100 cerdas madres y 30 vacas lecheras. Su hermano Doroteo, qué también tenía su propia explotación, fue durante muchos años el encargado de repartir la leche por los pueblos de la zona.

Ildefonso en los años de concejal en la Cendea de Ansoáin

Ya a principios de los años cincuenta Ildefonso pasa a formar parte de la recién fundada Junta de Veintena como representante de Añézcar, un organismo que velaba por los intereses de los agricultores y ganaderos de la zona. Y desde ese momento ya no dejó de ejercer de un modo u otro en la vida política local. En 1977, con la llegada de la democracia, se presenta en la lista de UCD al Ayuntamiento de la Cendea de Ansoáin y consigue un acta de concejal que mantendría durante varias legislaturas.

La Cendea de Ansoáin estaba formada por 12 pueblos de los que Berriozar y el propio Ansoáin eran los más poblados. Ildefonso fue siempre firme defensor de los pueblos pequeños frente a los grandes, ya que la asimetría poblacional jugaba siempre a favor de Ansoáin y Berriozar, y fue uno de los más fervientes impulsores de la creación del Ayuntamiento de Berriplano. En 1991 se hace efectiva la segregación de Ansoáin y Berriozar y nace el nuevo Ayuntamiento con Ildefonso Irisarri como Alcalde.

A él y sus colaboradores correspondió poner en marcha la maquinaria del nuevo municipio, que partía literalmente de cero. No fue tarea fácil, pero la ilusión, la tenacidad y el trabajo culminaron en la consecución de un proyecto que tuvo como momento estelar la construcción del nuevo edificio consistorial. Hoy el Ayuntamiento de Berrioplano es un referente en Navarra, pero no debemos olvidar que en gran parte se lo debemos a sus fundadores, entre ellos a Ildefonso Irisarri.

Detrás de Javier Gómara en la inaguración de la Casa del Ayuntamiento de Berriplano

Detrás de Javier Gómara en la inaguración de la Casa del Ayuntamiento de Berriplano

En 1996, tras dos lesgislaturas como alcalde, Ildefonso deja la política y vuelve a las tareas y negocios familiares, de los que por otra parte, nunca se había apartado del todo. Acaba de cumplir 91 años, pero eso no le impide acudir todos los días a la fábrica de embutidos de sus hijos para colaborar en la medida de sus posibilidades. Es el carácter de un trabajador incansable al que todos podemos estar agradecidos.

Ildefonso falleció el 7 de Octubre de 2009. Familiares y amigos estuvieron con él hasta el último momento, tal y como él había hecho en numerosas ocasiones con tantos y tantos amigos. Con una multitudinaria despedida en la Parroquia de su pueblo, a la que acudieron cientos de personas de todos los pueblos y estamentos, quedó demostrado que nos había dejado una de las personas con más valía y carisma de Añézcar. Así lo entendieron también desde Diario de Navarra, dónde le dedicaron un bonito recordatorio que adjuntamos a continuación.

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